Flotar, en el sentido literal de la palabra, ha sido mi pequeña obsesión playera de fin de semana. No era consciente de lo sumamente relajante y cercano a la meditación que es el hecho de hacer el muerto (¿utilizáis esta expresión?) en la playa. Pero siempre mejor tarde que nunca: le he dedicado tiempo, he perfeccionado mi técnica (con los ojos abiertos, mirando al cielo y sonriendo) y he convencido a Jorge para que flotásemos juntos. Debíamos hacer mucha risa cogiditos de la mano en esa posición.
Lo cierto es que la flotación es una terapia a la que se atribuyen muchos beneficios. En Murcia capital he encontrado este centro que la oferta.
Flotar, en su acepción más poética, es lo que quiero hacer de ahora en adelante en mi vida. Quiero aprender a disfrutar de lo bueno y confiar en que hay más por llegar. Quiero aprovechar el tiempo, hacer cosas: volver a apuntarme a yoga (quizás sorprenda al mundo con algo así), preparar un exámen de inglés, presentarme y aprobarlo, estar cerca de mi gente (aparcando mi faceta asocial), cocinar, leer más, trabajar duro y bien. Y seguir escribiendo este blog.
Y sí, soy consciente de que tengo el síndrome "mi vida va a cambiar". Se me pasará y me volverá a dar para enero.
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ResponderEliminarHermoso! No se si eres mi único lector masculino, pero sí que eres el único hombre que comenta. Así que gracias! Me hace mucha ilusión!
EliminarEnamorada de la foto. Hacer el muerto mola muchooooooo, casi tiene el mismo efecto reconfortante que mirar al infinito o darme un baño caliente en invierno. A mí todo ello me ayuda mucho.
ResponderEliminarUn besazo.
http://antojadaporvocacion.blogspot.com.es
Me estoy poniendo al día con tu blog, que llevaba unas semanas sin poder leerlo [Francia, ya sabes, otras prioridades... ;)] Creo que esta entrada es mi favorita, por la foto, por tu día de playa con Jorge, por el propósito de flotar en la vida y por el de "estar cerca de mi gente" que -asumo- me incluye.
ResponderEliminarCuándo un cafelito? Tengo ganas de verte más, tonti!
Jul